Irène Némirovsky «A veces me parece que soy extranjera»

Nacida en 1903, Irène Némirovsky tiene quince años cuando los disturbios revolucionarios la expulsan de Rusia con los suyos. Es en París, a los dieciocho años, que publica sus primeros cuentos. Un mes más tarde, una novela implacable, inmediatamente traducida en todo el mundo y llevada a la pantalla, hizo su fama: David Golder.

Imposible reducir la novelista al éxito póstumo y universal de Suite française, crónica cruel y divertida del Éxodo y de la Ocupación, pero también expresión de una reticencia a «vivir, pensar, amar con los demás, en función de un Estado, de un país, de un partido».

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