M.Gray se reconoce en una foto de la exposición Miradas sobre los guetos en 2014 en el Memorial del Holocausto © Memorial del Holocausto
Sobreviviente del gueto de Varsovia, rescapado del campo de exterminio de Treblinka, combatiente del ejército soviético, Martin Gray era sobre todo conocido por su best-seller En nombre de todos los míos (1971), escrito con Max Gallo. Murió en la noche del domingo al lunes, a dos días de su 94o cumpleaños. El Memorial del Holocausto le rinde homenaje.
El 7 de febrero de 2014, a los 92 años, Martin Gray visitaba la exposición Miradas sobre los guetos en el Memorial del Holocausto y se reconocía en una de las fotografías emblemáticas de la exposición, tomada en el gueto de Varsovia en 1941. Nacido el 27 de abril de 1922 en Varsovia, Martin, Mieczysław o Miétek Grayewski en aquel entonces, había conocido bien la vida en el gueto donde había conseguido hacer sobrevivir a los suyos convirtiéndose en contrabandista cuando solo tenía 17 años. Pero, el joven judío polaco será finalmente deportado a Treblinka con su madre y sus dos hermanos.
En su libro autobiográfico En nombre de todos los míos, Martin Gray habla del infierno del gueto y luego del campo de exterminio de Treblinka, donde se encarga de extraer los cuerpos de las cámaras de gas para llevarlos a las fosas. Conseguirá escapar de este caos a bordo de un vagón antes de unirse al ejército soviético.
Un grupo de hombres judíos se quitan el sombrero ante el fotógrafo alemán. El joven de la izquierda en segundo plano es Martin Gray. Ghetto de Varsovia, otoño-invierno 1941. Crédito: Willy Georg. © United States Holocaust Memorial Museum WILLY GEORG
Después de la guerra, el único sobreviviente de su familia, Martin se traslada a los Estados Unidos donde hace fortuna como anticuario y conoce a su primera esposa, Dina Cult. Finalmente se instalaron en el sur de Francia, cerca de Mandelieu, con sus cuatro hijos. Pero en octubre de 1970, el incendio forestal del macizo de Tanneron, cerca de Cannes, se llevó a su esposa y sus cuatro hijos, dejándolo una vez más solo sobreviviente de esta nueva tragedia.
El hombre, si quiere (...) siempre puede junto a un árbol muerto plantar un árbol de vida, escribió en «El libro de la vida» en 1999. La naturaleza y la ecología, pero también la escritura, se convertirán en motores para este humanista comprometido que, a pesar de todo, aspira a la felicidad, quien terminará por volver a casarse y tener cinco hijos. Nuestros pensamientos están con sus seres queridos hoy.